Courtney Love dejó más polémica que música en su último concierto en Sao Paulo. Según críticas de la prensa brasileña, la viuda del ídolo Kurt Cobain fue poco prolija al interpretar trece temas y tuvo poca armonía con sus músicos. Pese a esto, la rockera acaparó la atención, pero por temas extramusicales. A saber: ordenar sacar a fanáticos que tenían un cartel con la cara de Cobain, maldecir a Dave Grohl (ex Nirvana y actual líder de Foo Fighters) y hacer un topless con total desenfado.
“La cantante (...) única sobreviviente de (“Hole”), la banda que hizo suceso en los noventa, mantuvo una relación de amor y odio con los fans”, describe el diario Globo. “Courtney llegó hasta abandonar el estrado cuando vio un cartel con la foto de Cobain”, sigue la descripción. Los jóvenes de la pancarta tuvieron que ser expulsados del show para que Love lo reinicie.
SIN PIEDAD
Al referirse a Dave Grohl, la desenfadada artista, cuestionó que siga ganando dinero con los derechos de Nirvana, la mítica banda de la que fue baterista. “Les puede gustar Foo Fighters, pero que no les guste que estén cerca de mí”, dijo.
Una más. Sin diplomacia alguna, dedicó la canción “Skinny little bitch” (pequeña perra flaca) a la modelo brasileña Gisele Bündchen. “En Estados Unidos no la vemos tan guapa, es solo algo bonita”, dijo.
Así, entre canción y canción, Love optó por bajarse el vestido hasta la cintura. El “topless” le dio otro ingrediente al show que será recordado por lo que Courtney Love dijo y no por lo que cantó.
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